Una de las claves del proyecto Aktibatuz es que sea el propio alumnado quien defina cuáles son los activos de salud de sus comunidades educativas. Dada la diversidad de los centros y de riquezas y necesidades de cada uno de ellos, nos hemos encontrado ante cierta variedad de activos.
Sin embargo, hay varios que se han repetido hasta la saciedad, todos fuera del aula: columpios, naturaleza, refugios y agua. Esto ha quedado plasmado a la hora de pintar sus centros, ya que no había colegio sin árboles, fuentes, agua, animales o columpios.
Al principio no nos llamó la atención, dado que en Educación se realiza un trabajo muy potente con temas de medioambiente. No fue hasta que vimos al alumnado debajo de unos columpios para resguardarse del sol que vimos la necesidad real de árboles.
Los patios de cemento, sin sombras ni refugios, son un clásico en Euskadi. Cuando llueve mucho no se pueden usar, pero el resto del tiempo eran un buen lugar para correr, tomar el almuerzo o jugar.
Sin embargo, con el cambio climático y la subida de las temperaturas, lo que solía ser un buen lugar para el ocio, se ha convertido en el lugar a evitar a toda costa. Para muestra, esta imagen que comparten desde el CREAF «¿Qué os sugiere esta imagen?«. La diferencia entre una calle con asfalto versus una con arbolado puede ser de 10ºC sólo en la calle.
Ahora imaginaos los colegios, cuyas aulas no están acondicionadas para la subida de temperaturas. Imaginaos a la chavalería saliendo en busca de aire fresco y menos calor, para toparse de bruces con más cemento, más calor, ni una sola sombra y, en la mayor parte de las ocasiones, ni siquiera una fuente donde refrescarse durante el recreo.
Los espacios verdes no sólo están relacionados con el control de las temperaturas, sino que también tienen otra serie de beneficios relacionados con una mejor salud mental y habilidades sociales entre otros.
La ciencia habla de la necesidad de más espacios verdes por el bien del medioambiente y de nuestra salud; el alumnado está reclamando más árboles, sombras, agua y refugios para poder vivir, crecer y jugar.
Estamos a tiempo de convertir el cemento en naturaleza, si no es por nosotras, que sea porque así nos lo están exigiendo las generaciones futuras.