Suena el timbre del descanso en el colegio, hay quien agarra su almuerzo y hay quienes agarran el balón de fútbol y salen corriendo al patio.
Esto es el día a día de muchísimos centros educativos, y no tiene por qué ser un problema, salvo que el espacio esté muy limitado. Y en más de un colegio, es lo habitual.
Preguntando en los centros, conseguir que el fútbol comparta espacio con el resto de actividades es un problema recurrente. Después de muchos intentos infructuosos, lo único que funciona es la prohibición.
A la hora de trabajar los activos de salud hemos visto que el fútbol es más un activo de problemas que de salud. Es decir, entre las riquezas del colegio, el fútbol siempre hace su aparición estelar, pero siempre abre un espacio de debate entre el propio alumnado.
«¿Nos podéis ayudar a que nos dejen espacio en el patio?»
Lo que no han podido solventar profesionales de la pedagogía, profesorado y demás personal experto en Educación, tampoco estaba en nuestras manos. Las únicas personas que pueden poner solución son ellas mismas.
Dentro del proyecto de Aktibatuz, solemos trabajar junto con el alumnado para que definan los activos de salud más importantes del colegio. Para ello, se les ofrece un espacio para debatirlo… y eso hicimos.
Para empezar, pedimos diez minutos de silencio de la parte más fanática del fútbol. Así hicimos que escuchasen a quienes arrinconan en una esquina del patio, a quienes tienen que pasar con cuidado cuando están jugando, no vaya a ser que reciban un balonazo.
Se escucharon sus voces durante un buen rato para que cada cual pudiera plantear su visión y sus quejas. Lo más curioso fue el contraargumento: «¡nunca jamás se habían quejado!». En realidad, lo habían hecho continuamente, pero no escucharon. Cuando el debate ya no daba para más, decidimos que era hora de dar soluciones, de poner sus condiciones.
Primera solución: repartir la mitad del patio para que en un lado se juegue a fútbol y, en el otro, a lo que se quiera. Segunda solución: cada día se realiza una actividad diferente, en la que todo el alumnado que quiera pueda participar.
A través del voto secreto, para evitar condicionamientos, la inmensa mayoría se decantó por la segunda. El taller terminó y nos fuimos pensando que al menos lo habían hablado. A la siguiente semana, nos asaltaron felices; lo habían organizado, lo habían conseguido.
¡El fútbol ya no es el rey del patio, lo es el alumnado!
Felicidades, habéis conseguido lo que la gente adulta no hemos sido capaces de lograr.